Al llegar al hotel, el recepcionista siempre pregunta al húesped qué tal se encuentra. ¿Ha ido bien el viaje? ¿Está cansado? ¿Necesita algo en especial?
Esta pequeña charla, que en muchos casos no va más allá de la mera cortesía, tiene especial importancia en algunos hoteles. Este es el caso del Angad Arts Hotel, un coqueto, pero lujoso hotel de St. Louis (Misuri), que acaba de abrir sus puertas. Y lo ha hecho con una etiqueta muy particular: es el primer hotel donde el huésped se aloja en una habitación del color que despiertan las emociones que siente en ese momento o que le gustaría sentir.
Verde, rojo, amarillo y azul
El Angad Arts Hotel tiene 146 habitaciones, en cuatro colores diferentes: verde para quienes busquen actividad o sentirse rejuvenecidos; amarillo para quienes muestren felicidad; rojo para los más pasionales y románticos y azul para quienes busquen tranquilidad y sosiego. El huésped puede elegir previamente el color, si bien, puede esperar al momento del check-in. Y aunque su color favorito no esté disponible, siempre podrá elegir uno de los otros tres pues, al fin y al cabo, todos desprenden sensaciones positivas.
Pero el color va mucho más allá de la tonalidad de sus paredes. Son las paredes, sí, pero también los muebles, la decoración… todo. La elección de las habitaciones, tal y como contó el Chicago Tribune, tiene dos objetivos: bien reforzar el estado de ánimo del huésped, bien ayudarlo a alcanzar ese nuevo estado mental deseado. Y es que está más que comprobado que los colores afectan, y mucho, a las emociones.
«¿Por qué no dar a los huéspedes la oportunidad de personalizar su experiencia reservando la habitación en torno a la emoción que despiertan los colores?», señala Steve Smit, co-developer del Angad Arts Hotel. «Es algo que nunca se había hecho».
Arte por los cuatro costados
Asimismo, el hotel pretende ser una experiencia artística en toda regla. Los huéspedes entrar al hotel por la puerta trasera del edificio. Al acceder, se encuentran con una escultura de más de 4 metros, formada por maletas apiladas.
A su vez, el lobby del hotel también funciona como una galería de arte. Incluye también una «Behind Closed Doors«, una especie de puerta secreta que los huéspedes abren para admirar una instalación sorpresa. Y pueden encontrar de todo, desde un poema hasta unas gafas de realidad virtual.
Pero hay más. Los uniformes de los empleados tienen un diseño audaz, los ascensores están equipados con instalaciones de videoarte, montaje que también se puede apreciar en el exterior, donde varias siluetas parecen estar escalando el edificio.
En resumen, el diseño es cada vez más relevante para los hoteles. Los colores importan y afectan positiva y negativamente a los huéspedes. Por eso, tenerlos en cuenta es primordial para dejar un buen sabor de boca en los cliente.
