Imagina viajar hasta Japón para pasear por los Países Bajos tal y como eran en plena Edad Media, ver los edificios más emblemáticos de aquella época y sus típicos paisajes con canales, campos de tulipanes y molinos de postal… pero rodeado por androides, hoteles cápsula y demás elementos futuristas.
Parece que Hideo Sawada, presidente de Huis Ten Bosch, se inspiró en la trama de la película y serie Westworld (para quien no lo sepa, basada en un parque temático del salvaje oeste en el que habitan robots), para crear este parque.
Está instalado en Nagasaki y recrea los tradicionales paisajes neerlandeses, en un ambiente totalmente de cuento de hadas. De hecho, la traducción literal de Huis Ten Bosch es “casa en el bosque”, aunque su nombre fue cogido de una de las cuatro residencias oficiales de la Familia Real Neerlandesa, situada en La Haya.
El hotel controlado por robots
Vale, igual decir que el Henn-na o Weird Hotel (hotel raro/extraño) está totalmente controlado por robots es no ser fiel a la realidad, pero lo cierto es que desde la adición de ‘Robot Kingdom’ a este hotel inteligente, los empleados de carne y hueso se han reducido de 30 a 10. Además, sus funciones han disminuido y se dedican a respaldar a los androides en aquellas tareas más arduas.
Sin embargo, lo que se encuentran los huéspedes al llegar al hotel es un mostrador con dos velociraptor ataviados con una elegante corbata y una mujer humanoide que se encargan de atenderles y ayudarles con el registro. El resto del staff conformado por ciborgs lleva el equipaje, limpia las habitaciones, ofrece café, sirve comida (hay un chef que cocina una especie de tortitas japonesas) e incluso hay alguno que mezcla más de 10 cócteles.
La experiencia va más allá de la recepción y el restaurante, puesto que los clientes solo necesitan su cara para acceder a las habitaciones gracias a la tecnología de reconocimiento facial con la que están equipadas las puertas, lo que les permite librarse de llaves o tarjetas. Una vez dentro, un pequeño robot colocado en la mesilla de noche y con aspecto de muñeca (hay que reconocer que esto da un poco de grima), le advertirá del clima y la hora. La temperatura, como no podía ser de otra manera, se controla detectando el calor del cuerpo.
Viaje a una isla en cápsula flotante
Si el anterior hotel no te convence por miedo a que los robots se rebelen o incluso en el caso de que se rebelen de verdad (qué mal ha hecho Hollywood), siempre puedes escapar en las habitaciones cápsula flotantes que se acaban de añadir al parque. Una vez que el cliente se instala en su interior -espacioso a pesar de lo que puede aparentar por fuera-, un barco remolca la blanquecina cápsula a una isla cercana en Omura Bay, junto a la ciudad de Saikai.
Asimismo, el parque planea abrir una nueva instalación en la isla que contará con un juego de realidad aumentada donde los visitantes pueden luchar contra los dinosaurios. El parque ya cuenta con una montaña rusa de realidad virtual que simula una caída de 300 metros, velocidades de 270 km/h y una longitud de recorrido de 3000 metros.
Huis Ten Bosch se ha convertido, gracias a la ambición de su presidente por los androides, en un campo de experimentación con los robots, que van siendo sustituidos y mejorados según van surgiendo los problemas, con miras a un futuro en el que puedan ser llevados a cualquier comercio. Solo esperemos que no siga las líneas de Westworld.