Tras el periodo expansivo de los últimos años, España afronta un escenario con nuevos retos y oportunidades de futuro. En consecuencia, la Alianza para la Excelencia Turística (Exceltur) ha rebajado siete décimas su previsión de crecimiento de la actividad del sector en 2018, situándola en el 2,6%, frente al 3,3% previsto en abril.
De esta manera, según las previsiones presentadas el pasado viernes por el vicepresidente ejecutivo de Exceltur, José Luis Zoreda, el turismo podría cerrar el ejercicio con un crecimiento menor al del conjunto de la economía, que el Gobierno sitúa en el 2,7%. Si se confirma, sería la primera vez desde 2009 que el sector turístico crece por debajo del PIB.
La ralentización experimentada en el segundo trimestre del año se debe, según Zoreda, a varios «factores atípicos». Entre ellos destacan las condiciones meteorológicas (con abundantes precipitaciones), la celebración de la Semana Santa en el mes de marzo, la celebración del Mundial de fútbol a partir del 14 de junio y la inestabilidad política en Cataluña.
Asimismo, el directivo de Exceltur recordó que el segundo trimestre de 2017 fue «uno de los irrepetibles de la historia», con lo que considera «normal» que las cifras de este año sean peores en comparación.
Competencia en el Mediterráneo oriental
Respecto a los factores que explican la caída de las previsiones para el tercer trimestre de 2018, los principales son el menor dinamismo económico esperado para los principales mercados de origen de los turistas y el incremento de cuota de los destinos competidores del Mediterráneo oriental.
La demanda extranjera hacia España se estanca en volumen, si bien crece en ingresos (+4,7%), gracias al aumento de los perfiles de demanda de mayor gasto medio diario en destino. Además, los mercados tradicionales hacia España, con Alemania y Reino Unido a la cabeza, descienden afectados por la recuperación de los competidores (Turquía y Egipto recuperan hasta mayo 4 millones de turistas (2,8 en primavera), afectando a las zonas del sol y playa, principalmente de Canarias y Baleares).
A esto se suma la debilidad mostrada por la demanda española durante el segundo trimestre, que rebajó el crecimiento en ese periodo hasta el 2%, con caídas de un 1% de pernoctaciones hoteleras entre marzo y mayo. Además, sube el uso de viviendas de alquiler un 32,5% hasta marzo.
Con todo esto, Baleares y Canarias, por la recuperación de los competidores, las comunidades del Norte (Cantabria, Asturias y La Rioja) afectados por el clima y Barcelona, marcado por la bajada del segmento de negocio, cierran un segundo trimestre de 2018 por debajo de los buenos resultados de 2017.
El director de Estudios e Investigación de Exceltur, Oscar Perelli, explicó que los motivos de este retroceso son la «pérdida de empuje del consumo» y una meteorología «poco propicia para las escapadas». En el otro extremo, Valencia (+15,9%), Bilbao (+14,3%), Murcia (+13,2%) y Coruña (+11,4%) crecen por encima del 10% respecto a los datos del pasado año.
Tendencia a la desaceleración
El contexto de ralentización previsto, si bien aún reflejará unos buenos resultados turísticos al cierre de 2018, «anticipa una tendencia de desaceleración en las tasas de crecimiento que se podría acentuar a partir del 2019, a medida que las cuotas de turistas extranjeros prestados, en especial, en los segmentos más indiferenciados y de menos precio, se recompongan y vuelvan a sus destinos originales y España no fuese capaz de captar otros segmentos de demanda de más valor añadido que lo compensasen», indican desde Exceltur.
Se abre por tanto un nuevo escenario con diferentes retos y oportunidades de futuro, que exigirán revisar nuestras estrategias y modelos de crecimiento para hacerlos más sostenibles y rentables, logrando en paralelo el mayor reconocimiento social y acogida ciudadana posible, en los destinos españoles, añaden.
¿Qué hacer entonces?
Por último, Zoreda hizo hincapié en las que, en su opinión, deberían ser las grandes prioridades para el Gobierno en cuanto a política turística. En primer lugar, piden «una dotación de recursos públicos más adecuados a los retos que abordar tanto para una mejor promoción, como para acompañar las inversiones privadas en mejoras de la oferta/destinos y más acordes a lo que el turismo representa en términos de PIB, empleo, divisas».
Si bien, para conseguirlo, plantea cinco retos al Gobierno:
- Reconducir y coordinar con urgencia desde el Gobierno con las comunidades autónomas, el exponencial, descontrolado e ilegal crecimiento de viviendas de uso turístico.
- Recuperar y poner en marcha un gran plan nacional de recuperación de destinos turísticos pioneros, similar al Plan Litoral Siglo XXI, aprobado unánimemente por todas las comunidades a fines del 2011, pero que no se implantó al cambiar de gobierno.
- Impular los destinos inteligentes, es decir, impulsar la rápida y eficiente implantación de tecnologías y procesos de digitalización en los destinos turísticos españoles.
- Dar un nuevo impulso a la gestión y especialización de TURESPAÑA, con un enfoque público-privado más comprometido.
- Dotar de más contenido y periodicidad a la Comisión Interministerial de Turismo, la Conferencia Sectorial de Turismo, el Consejo Español de Turismo (CONESTUR), el Consejo Asesor de TURESPAÑA y un nuevo Consejo estratégico-ejecutivo en SEGITUR.
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