La empresa B+Safe ha diseñado un equipo de cardioprotección que se puede instalar en cualquier moto, ya sea eléctrica o de gasolina.
Se trata del Desfibrilador Operacional Conectado, DOC móvil, que incorporado a estos vehículos, es la solución idónea para evitar las graves consecuencias derivadas de un ataque cardiaco repentino en espacios y zonas de gran afluencia de personas como resorts turísticos.
Equipar con un DOC las motos de los vigilantes personal de seguridad de estas grandes superficies facilita la localización y asistencia de la persona afectada en el intervalo de tiempo mínimo necesario para salvar una vida en caso de parada cardiaca.
Asimismo ello completa la instalación de equipos de cardioprotección murales mediante DOC fijos en estas superficies que, además de proporcionar una oferta comercial y de ocio atractiva, quieren caracterizarse por su compromiso social, buscando la protección de la salud de todos sus clientes, visitantes y empleados. Y convertirse en espacios cardioprotegidos conectados.
Espacios cardioprotegidos conectados
La cardioprotección es una tendencia emergente orientada a la protección del corazón en caso de episodios cardíacos. El gran número de muertes por paro cardíaco en la población, ha animado a gobiernos, empresas, entidades y asociaciones a concienciar a la población y tomar medidas que permitan revertir la situación gracias a la creación de zonas o espacios cardioprotegidos. Estas zonas cuentan con, al menos, un desfibrilador, con mantenimiento garantizado y con personas adecuadamente formadas para poder garantizar una rápida actuación en caso de paro cardíaco repentino (para conseguir que vuelva a latir el corazón de la persona afectada), hasta la llegada de los servicios médicos de emergencia.
Para que las posibilidades de supervivencia ante un paro cardíaco repentino sean óptimas, se debe realizar de forma inmediata una resucitación cardiopulmonar (RCP) que permita mantener el flujo necesario de sangre oxigenada al cerebro hasta que se restablezca el ritmo cardíaco normal mediante la descarga eléctrica suministrada por un desfibrilador. El tiempo máximo para aplicar la desfibrilación a una persona que ha sufrido un paro cardiaco repentino es de un máximo de 5 minutos.