La OTA, aprovechando su posición dominante en Europa, ha establecido sus propias normas en el juego de la distribución hotelera. Así, por ejemplo, se reserva el derecho a revender una habitación si uno de sus clientes la cancela, de modo que no pierda su comisión
La relación entre las agencias online (OTAs) y los hoteleros se ha convertido poco a poco en una tensa colaboración, que se acerca peligrosamente a una clara confrontación. La guerra entre las propias agencias está alcanzando niveles de verdadera piratería, mientras que los hoteles, que vivían adictos a las reservas online, están pagando un alto precio.
Booking.com ha aprovechado su posición dominante en Europa para imponer nuevas normas, para sorpresa de muchos de “sus” hoteles. Por ejemplo, la OTA se reserva el derecho a revender automáticamente habitaciones que hayan cancelado sus clientes, de modo que no pierde en caso alguno su comisión. Además, bloquea el acceso a la información bancaria del cliente, de forma que el hotel no pueda reclamar sus derechos ante un no-show. Tampoco comparte la información de contacto del cliente, tal como la dirección de correo electrónico, evitando así el contacto directo entre éste y el hotel. No parece una práctica muy legítima entre socios.
Al esconder a sus clientes bajo un burka virtual, Booking.com se muestra más como un depredador que como un socio para los hoteles. Aunque hay que tener en cuenta que estas prácticas pueden responder al miedo de la compañía al modo en que los avances tecnológicos puede afectar a su modelo. Apple y Google son serias amenazas para las OTAs más poderosas si finalmente entran de lleno en el terreno de la distribución hotelera.
Fuente: Hotel Marketing
Imágenes cedidas: Shutterstock