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Las empresas que deben surgir tras la crisis: ágiles y antifrágiles

Juan Ferrer
Consultor en la transformación de organizaciones y Speaker internacional especializado en la Gestión del Cambio y en la Inteligencia y Liderazgo Colectivo. www.juanferrer.es

Las respuestas ya no sirven porque nos han cambiado las preguntas. Y mucho me temo, que esto va a suceder cada vez con mayor frecuencia. ¿Creen que tras esta crisis no vendrán otras (sanitaria, económica o medioambiental)?

¿Qué personas y organizaciones podrán ver el futuro con optimismo? Creo que aquellas que reúnan dos cualidades: agilidad y antifragilidad.

En una situación de incertidumbre total, lo único que podemos hacer como organización es transformarnos en ser más rápidos y ágiles para poder reaccionar lo antes posible, ya sea adaptándonos o adelantándonos a un entorno salvajemente cambiante.

Agilidad

Imaginemos que navegamos en un velero. De repente el viento desaparece y estamos en calma total. Pero sabemos que se avecina una gigantesca tormenta. ¿Qué podemos hacer en este período de calma total?

Habrá tripulaciones que se dedicarán a tomar el sol hasta que llegue el viento. Otras aprovecharán para montar un motín a bordo. Pero puede que algunas dediquen toda su energía en preparar el barco para cuando lleguen los vientos.

Hablemos de esta última. ¿Qué buscará esta tripulación? Tres objetivos principalmente:

1. Liberar carga

Todo aquello que molestaba en el pasado (burocracia, procedimientos, reuniones interminables, lentitud, egos, etc.) ha de ser echado al mar. Cuando un sistema experimenta fricciones a una determinada presión o velocidad, se corre el peligro de que cuando se incrementen, acabe rompiendo.

¿Hemos dedicado tiempo a plantear un cambio en la cultura, la mentalidad, la actitud y en las formas de trabajar de nuestros equipos? ¿No? Pues cuando venga otra crisis, volveremos a sufrir aún más.

2. Formar

La tripulación debe prepararse para ser rápidos ante la tormenta que vendrá. Y no sabemos ni cuándo, ni por dónde, ni la intensidad, pero tendremos que estar preparados con ciertos conocimientos para afrontar ese reto. Esto se traduce en aprender nuevas herramientas tecnológicas y metodologías de trabajo colaborativas. ¿O pensamos que en este mundo VUCA podremos seguir trabajando como antes?

3. Ser ágiles

Es la cualidad para ser adaptable, flexible y capaces de responder y cambiar en el menor tiempo posible. Sirva de ejemplo la comparativa entre un crucero y un velero. Un crucero (gran organización) puede ser muy rápido, pero nunca será ágil. En cambió sí lo será el velero (= equipos autogestionados en perfecta coordinación con los otros equipos).

¿Hemos aprendido algo a nivel organizativo? ¿Vamos a dar un vuelco a nuestra organización, bien activando la evolución y transformación continua, o por el contrario, estamos esperando para volver a las deficiencias sistemáticas de antes del Covid-19?

Estoy viendo organizaciones que, gracias al liderazgo de ciertas personas, se han puesto manos a la obra. Han creado equipos multidisciplinares de diferentes categorías (ya no se mira el cargo, sino el rol que le toca desempeñar a cada persona) enfocados a crear una mejor organización para cuando se vuelva a poner la maquinaria en marcha.

Sin embargo, observo cómo otras están esperando a que pase la tormenta, para volver a la rutina y los defectos de antes. Nada ha cambiado en su ADN. Y han perdido una gran oportunidad.

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Y si no, respondamos a algunas preguntas:

  • ¿Qué vamos a ejecutar para mejorar nuestra organización tras la vuelta? ¿Solo cambiar hardware (mamparas, por ejemplo) o tratar de introducir un nuevo software (cultura)?
  • Con el teletrabajo, ¿hemos descubierto una forma más eficiente de trabajo o por el contrario se está repitiendo los mismos defectos y malas costumbres que veníamos cometiendo: largas reuniones, jefes llamando a todas horas, trabajando más tiempo, falta de organización, ausencia de objetivos y métricas para dar autonomía, etc.?
  • Las personas cuando vuelvan, ¿sentirán miedo o por el contrario, ilusión y ganas de transformar la organización en un lugar más efectivo, eficiente y humano?
  •  ¿Hemos sabido activar la Inteligencia Colectiva para encontrar soluciones ante los nuevos retos que tendremos? ¿Están todos pensando y colaborando, o solo la “élite” de la organización?
  • ¿Sabremos despertar el liderazgo de cada persona para afrontar estos nuevos retos?
  • ¿Habremos aprendido a fomentar la mejora continua como forma y cultura de trabajo?

Si incorporamos la agilidad en nuestro ADN, y no digo solo aplicar metodologías ágiles (Scrum, Kanban, Xp, DevOps, etc.), sino el “ser, pensar, actuar e innovar” de forma “ágil”, podremos afrontar cualquier tormenta con una capacidad de maniobra que nos permitirá afrontar con mayor garantía ese nuevo reto.

Antifragilidad

Frente a una persona u organización frágil (se rompe ante un golpe), existe la cualidad de la “antifragilidad”, término creado por Nassim Taleb, que consiste, no en recuperarse del golpe, sino en mejorar con el golpe.

Una organización antifrágil es aquella que, ante cualquier circunstancia negativa, más que aguantar o recuperarse (sería ser “resiliente”), le hace mejorar, sacar partido y llegar más lejos gracias a ese duro golpe que recibió. Es la que prospera en entornos difíciles, adaptándose e incluso anticipándose ante el mundo cambiante en el que vive.

Y es aquí donde los dos conceptos se unen. La agilidad (como forma de pensar y de trabajar) va a permitir que las organización sean antifrágiles, es decir, rápidamente adaptables, e incluso prosperando en entornos difíciles porque han sabido activar a las personas para su evolución continua, creando una organización que rápidamente sepa sacar provecho, mejorar e incluso anticiparse, gracias al reto que ha tenido que afrontar.

Esta crisis es una gigantesca oportunidad de transformar nuestra organización. Ya no se trata de encontrar un modelo definido para amoldarnos a él, porque la realidad cambia constantemente.

El reto es crear una organización ágil y antifrágil, que sepa evolucionar, adaptarse e incluso adelantarse con rapidez a un mundo salvajemente cambiante.

¿Vuestras empresas Son frágiles, lentas y poco adaptativas? ¿O bien son rápidas, ágiles y antifrágiles para progresar en entornos hostiles?

Toca ponerse a ello, porque cada vez con menos tiempo, nos cambiarán los escenarios, las preguntas y nuestras respuestas.

Imágenes cedidas: Chase Kinney on Unsplash

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Consultor en la transformación de organizaciones y Speaker internacional especializado en la Gestión del Cambio y en la Inteligencia y Liderazgo Colectivo. www.juanferrer.es

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